Yogur griego casero

 



Suave, cremoso y natural. Perfecto para desayunos, meriendas o postres.

El yogur griego es conocido por su textura densa, su sabor ligeramente ácido y su alto contenido en proteínas. Pero lo mejor es que puedes hacerlo fácilmente en casa, con solo dos ingredientes y sin necesidad de máquinas especiales. El resultado: un yogur más saludable, sin aditivos, ni azúcares ocultos.

¿Por qué hacer yogur griego en casa?

  • Es más económico que el comprado.
  • No contiene conservantes, colorantes ni saborizantes artificiales.
  • Puedes personalizarlo a tu gusto.
  • Es una excelente fuente de probióticos, calcio y proteínas.

Receta fácil de yogur griego casero

Ingredientes:

  • 1 litro de leche entera (puedes usar semidesnatada, pero la textura será menos cremosa)
  • 2 cucharadas de yogur natural (con cultivos vivos, sin azúcar ni saborizantes)

Instrucciones:

  1. Calienta la leche en una olla hasta que alcance unos 85°C (justo antes de hervir). Esto ayuda a cambiar la estructura de las proteínas para obtener un yogur más cremoso.
  2. Deja enfriar la leche hasta los 40–45°C (temperatura tibia al tacto, como la de un biberón).
  3. Añade el yogur natural a la leche tibia y mezcla suavemente.
  4. Vierte la mezcla en un recipiente de vidrio o plástico con tapa.
  5. Tapa y deja fermentar en un lugar cálido (como el horno apagado o envuelto en una manta) durante 8 a 12 horas. Cuanto más tiempo, más espeso y ácido será.
  6. Una vez listo, cuela el yogur usando un colador fino, una tela de muselina o filtro de café para separar el suero y lograr esa textura espesa típica del yogur griego. Déjalo escurrir durante 2 a 4 horas según tu preferencia.
  7. Refrigera al menos 2 horas antes de consumir.

¿Cómo usar tu yogur griego casero?

Desayuno:
Combínalo con fruta fresca, granola, chía o miel.

Merienda:
Úsalo en smoothies, con nueces o como dip salado con hierbas.

Postres:
Ideal como base para cheesecakes saludables o mousses ligeras.

Cocina salada:
Puedes usarlo como sustituto de la crema agria o mayonesa en salsas y aderezos.

Consejos útiles:
Guarda un poco de tu yogur casero para usar como “inicio” en tu próxima tanda.
Si prefieres una versión sin lactosa, puedes usar leche deslactosada, aunque los resultados pueden variar.
Para un sabor más suave, reduce el tiempo de fermentación.
Conclusión:
Hacer yogur griego casero no solo es sencillo, sino también una forma inteligente de cuidar tu alimentación. Su textura cremosa, su versatilidad y sus beneficios lo convierten en un aliado ideal para el día a día. ¡Una vez que lo pruebes, no querrás volver al del supermercado!
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